Abogados emprendedores

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Miguel Carbonell imparte el curso El ABC de la gestión de despachos jurídicos con los elementos clave para la administración de los despachos. Durante casi tres horas, el curso se enfoca a analizar las herramientas más eficaces desde el punto de vista administrativo y de gestión para iniciar y consolidar un despacho jurídico.

Miguel Carbonell *

Abogado – Profesor – Escritor – Especialista en Derecho Constitucional

Una de las cuestiones que no se suelen abordar en los programas de la Licenciatura en Derecho tiene que ver con el carácter de emprendedor que requiere la profesión jurídica. Ya sea que nos dediquemos a la práctica jurídica privada o que trabajemos en el sector público, necesitamos tener habilidades de liderazgo, gestión de proyectos y administrativas en general para salir adelante en nuestra carrera.  

Desde mi punto de vista, un abogado que también sea emprendedor puede obtener ventajas competitivas importantes en el mercado de servicios jurídicos. Te comparto algunas de esas ventajas que tiene para un abogado embarcarse en el mundo del emprendimiento: 

1. Diversificación de ingresos: Ser emprendedor permite al abogado diversificar sus fuentes de ingresos. Además de los honorarios legales tradicionales, puede generar ingresos adicionales a través de proyectos empresariales y emprendimientos. 

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2. Desarrollo de habilidades empresariales: La gestión de un negocio requiere habilidades empresariales como la toma de decisiones, la gestión financiera, el marketing y la resolución de problemas; no se trata de cuestiones ajenas a la práctica del derecho, por más que (como ya lo dije) no se enseñen en los programas de estudios tradicionales de la Licenciatura en Derecho. Estas habilidades empresariales pueden complementar la formación jurídica que obtenemos en la carrera y mejorar la capacidad general del abogado para dirigir y gestionar asuntos legales de manera más efectiva. 

3. Independencia y control: Ser emprendedor nos ofrece la oportunidad de ser dueño de nuestro propio negocio, lo que implica disfrutar de una mayor independencia y un amplio control sobre nuestra carrera y sobre la forma en la que queremos trabajar. Un abogado emprendedor puede tomar decisiones estratégicas y establecer sus propias prioridades, lo que puede ser gratificante tanto personal como profesionalmente. De esa manera, por ejemplo, podemos lograr mejores equilibrios entre nuestra vida profesional y nuestra vida privada. 

4. Innovación en la práctica legal: La mentalidad emprendedora puede llevar a la innovación en la forma en que se presta el servicio legal. La búsqueda de soluciones creativas y eficientes puede traer como consecuencia el mejoramiento de los servicios legales que prestamos y la adopción de tecnologías innovadoras en el campo jurídico. 

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5. Creación de redes y oportunidades: Al emprender, un abogado tiene la oportunidad de establecer conexiones con otros emprendedores, empresarios y profesionales de diversos sectores de la economía. Esto puede resultar en oportunidades de negocio adicionales, colaboraciones estratégicas y un aumento en la red de contactos. Es decir, el emprendimiento es una gran oportunidad para hacer networking estratégico. 

6. Adaptabilidad al cambio: El mundo empresarial está en constante cambio, y los emprendedores deben adaptarse rápidamente a nuevas circunstancias y desafíos. Esta adaptabilidad puede ser una habilidad valiosa en la práctica legal, especialmente en un entorno legal que también está sujeto a cambios constantes. La práctica jurídica ha cambiado mucho en los años recientes. La forma en la que trabajamos no se parece mucho a lo que hacían los abogados hace unas décadas. Al ser abogados emprendedores nos será mucho más fácil y sencillo adaptarnos a los cambios que vendrán en el futuro inmediato. 

7. Potencial de impacto social: A través del emprendimiento, un abogado puede buscar soluciones a problemas sociales utilizando sus habilidades legales. Esto podría implicar la creación de proyectos con un impacto social positivo o la participación en iniciativas que aborden problemas legales y sociales. Más allá de los beneficios personales que podamos obtener con nuestra práctica profesional, también tenemos un compromiso comunitario que debemos honrar. Si podemos cambiar para bien nuestras comunidades, aunque sea en aspectos pequeños que estén a nuestro alcance, debemos hacerlo. Todo profesional del derecho debe tener una profunda vocación social. 

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8. Desarrollo de marca personal: Al construir y gestionar un negocio propio, un abogado puede fortalecer su marca personal. Esto puede ser beneficioso tanto para atraer clientes a su práctica legal como para destacar su experiencia y liderazgo en su área de especialización. La reputación que generas cuando tienes una marca personal sólida será tu mejor carta de presentación y también constituirá un potente imán para atraer nuevos clientes y potenciales negocios. 

En resumen, la combinación de habilidades legales con la mentalidad emprendedora puede abrirte muchas y muy buenas oportunidades, proporcionar independencia en el trabajo que realizas y mejorar la capacidad de adaptación de un abogado en un entorno legal que como sabemos está en constante cambio y lo va a seguir estando. 


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