El derecho tiene, sin duda alguna, un componente narrativo a partir del cual es indispensable saber contar historias. Dicha capacidad narrativa permite a los profesionales del derecho llegar a niveles de excelencia.
Los mejores abogados que conozco son, todos ellos, grandes contadores de historias. De hecho, se podrían escribir muchos tomos recogiendo las anécdotas del mundo jurídico, algunas sin duda muy divertidas, muchas otras de carácter trágico, pero siempre enriquecedoras.
Ahora bien, no se trata solamente de saber contar anécdotas. Es algo bastante más profundo y que también se conecta con el objetivo de muchos abogados de lograr la excelencia profesional. Pensemos por ejemplo en nuestra construcción de “teorías del caso”. Cuando me toca exponer en clase este tema siempre les digo a los alumnos que una buena teoría del caso debe ser capaz de responder, desde la perspectiva de quien la formula, a la pregunta: “¿qué pasó?”. Por supuesto, la respuesta en buena medida será adecuada si somos capaces de desarrollar una narrativa que permita, a quienes la van a escuchar o leer, advertir que les estamos presentando un relato coherente y verosímil de los hechos materia de la litis.
Contar buenas historias sobre temas jurídicos no es algo que se requiera solamente en el escenario de un litigio, sino que abarca todo lo demás que también hacemos los profesionales del derecho. No se trata, por tanto, solamente de ver qué le voy a contar a una autoridad judicial para que le termine dando la razón a mi cliente, sino de desarrollar una capacidad narrativa que nos va a acompañar en todo momento mientras estemos ejerciendo la profesión.
Para ello es indispensable ser capaces de presentar sucesos o casos jurídicos de carácter histórico o actuales de una manera clara, precisa y atractiva. Ya sea que estemos escribiendo un ensayo jurídico, dando una clase o discutiendo con algún cliente sobre un asunto que nos esté consultando.
Contar historias es una habilidad poderosa y esencial en muchas áreas de la vida, incluido el periodismo, la escritura, la oratoria, el marketing y más. La narración eficaz cautiva a la audiencia, transmite información y provoca emociones.
Algunas sugerencias para contar buenas historias y construir narraciones que atrapen la atención de los lectores son las siguientes:
A) Conoce a tu audiencia: hay que saber adaptar tu historia a los intereses, necesidades y nivel de conocimiento de la audiencia a la que te diriges. Considera lo que resonará en ellos, seguramente porque refleja sus propias experiencias vitales o les habla de algún tema que sienten especialmente cercano.
B) Comienza con un gancho fuerte: es de gran ayuda ser capaces de captar la atención de nuestras audiencias desde el principio con un gancho convincente o una línea de apertura que sea potente y cautivadora. Podría ser una pregunta, un hecho sorprendente o una descripción detallada.
C) Busca crear personajes identificables: ya sea que estemos contando una historia personal o presentando información, hay que procurar humanizarla con personajes identificables. Podrían ser personas reales, personajes de ficción o incluso objetos o conceptos. No olvidemos que el derecho habla de nosotros mismos, de la vida de las personas, de nuestras preocupaciones más profundas y de aquello que hace que nuestra existencia sea reconocible como tal. El ser humano, con las luces y las sombras que caracterizan la experiencia vital de toda persona, debe ser el centro de la narración cuando hablamos o escribimos sobre temas jurídicos.
D) Mostrar, no decir: tenemos que ser capaces de utilizar un lenguaje descriptivo y ciertos detalles sensoriales en nuestra narración para efecto de lograr transmitir una imagen lo más plástica y realista que sea posible para la audiencia. En este punto quizá sirva intentar involucrar los sentidos y emociones de las personas a las que nos dirigimos mostrándoles la historia en lugar de simplemente contarla.
E) Generar conflicto y tensión: las mejores historias están impulsadas por el conflicto y la tensión, cuestiones que suelen estar presentes en casi todos los temas de relevancia jurídica. Si logramos introducir obstáculos, desafíos o fuerzas opuestas que los personajes de nuestra narración deben superar o resolver, estaremos contando una mejor historia, o al menos una historia que pueda llamar más la atención.
F) Estructura tu narración: la estructura típica de una historia incluye una introducción, acción ascendente, clímax, acción descendente y resolución. Organiza tu historia para crear un flujo natural que sea lo más parecido a lo que acabamos de señalar. Al abordar temas jurídicos no tenemos que ser aburridos o excesivamente formalistas. Los mejores periodistas jurídicos son quienes demuestran dominio de la materia, pero también sólidas capacidades narrativas, que hagan atractivo el relato para la audiencia, tomando como punto de partida la forma en la que se va estructurando la narración.
G) Utiliza el diálogo de forma eficaz: el diálogo añade autenticidad y puede servir para revelar ante la audiencia la personalidad de los personajes. Hay que saber usarlo para lograr avanzar en la trama o para transmitir información clave. La incorporación de formas de diálogo al construir nuestras narraciones también sirve para destacar el trasfondo humano y deliberativo de toda cuestión jurídica. Los temas de derecho se resuelven a través del diálogo y el debate. El periodismo jurídico debe ser capaz de reflejarlo de esa manera. Por ejemplo, observar el formato de diálogo es indispensable para transmitir de manera fidedigna lo acontecido en el desahogo de una prueba testimonial.
H) Identifica un tema o un mensaje claro: para lograr una narración atractiva e interesante, sirve mucho determinar el tema o mensaje central de tu historia. ¿Qué quieres que tu audiencia capte como el mensaje central o el tema de fondo que abordas en tu narración? Debemos asegurarnos de que el tema sea evidente a lo largo de la narrativa, incluso repitiéndolo varias veces si fuera necesario.
I) Genera suspenso y curiosidad: como ya lo hemos señalado, el abordaje de temas jurídicos no debe suponer una renuncia a la calidad narrativa ni a la eficaz transmisión de conocimiento. Para lograrlo, debemos mantener a la audiencia interesada, por ejemplo dejando preguntas sin respuesta o revelando información de manera gradual. Esto anima a nuestros lectores a seguir leyendo o escuchando para descubrir qué sucede a continuación.
J) Empatía y emoción: las cuestiones jurídicas a menudo envuelven dramas humanos de gran calado. Conéctate emocionalmente con tu audiencia explorando los sentimientos y motivaciones de los personajes. Haz que se preocupen por lo que sucede en la historia y tal vez transmite la sensación de que también podría pasarles a ellos. Es cierto que nadie está exento de tener que transitar en algún momento de su vida por un determinado problema jurídico. Cuando leemos sobre los problemas de los demás, aprendemos también acerca de lo que nos podría pasar a nosotros si optamos por un determinado curso de acción: el periodismo jurídico debe ser capaz de hacerlo evidente y cercano a la experiencia de vida de nuestras audiencias.
K) Varía el ritmo de la narración: en la búsqueda de narraciones atractivas, un elemento que nos puede ser de utilidad tiene que ver con la mezcla de momentos rápidos y lentos para mantener el interés y crear una narrativa dinámica. No nos quedemos en ese estilo narrativo que suele ser formalista e incluso soporífero, tan propio de ciertas generaciones de abogados mexicanos. Imaginemos que estamos escribiendo el guión de una serie o de una película.
L) Editar y revisar: incluso para profesionales que tienen mucha experiencia construyendo historias y narraciones, es casi imposible que un texto quede listo a la primera. No tengas miedo de revisar tu historia una y otra y otra vez. Procura recortar los detalles innecesarios, toma el tiempo (y el espacio) que se requiera para aclarar las cuestiones que hayan quedado confusas o no muy claras; hay que hablar o escribir teniendo el propósito principal de ofrecer una narrativa fluida y coherente.
M) Busca comentarios de tus colegas: a veces estamos tan metidos en un tema que pensamos que la forma que tenemos de contarlo es clara y comprensible. En realidad puede suceder que lo sea únicamente para nosotros. Por eso es que sirve mucho compartir nuestras historias con otros colegas y buscar sus comentarios para contar con retroalimentación.
N) Aprende de los grandes narradores: afortunadamente, existe una larga tradición histórica de periodismo jurídico, construido tanto por las aportaciones de abogados como de profesionales de la comunicación o incluso de escritores de literatura (el ejemplo de Truman Capote suele venir a la mente para ilustrar las aportaciones que se han hecho desde la literatura al campo de periodismo jurídico). Es muy útil estudiar en general las obras de narradores consumados en libros, películas y otros medios para aprender de sus técnicas y estilo. No necesariamente tienen que ser narradores de no ficción, sino que incluso en las novelas podemos aprender mucho sobre la mejor forma de contar historias jurídicas. Recomiendo específicamente los libros del autor norteamericano John Grisham, un consumado maestro del thriller jurídico, para mejorar nuestro tono narrativo y observar un ritmo imparable para hablar de casos legales.
O) La autenticidad importa: al hacer periodismo jurídico estamos contando una historia que nos tocó conocer de primera mano, ya sea por nuestra actividad profesional, por nuestra área de conocimiento académico o por las simples pero siempre implacables circunstancias de la vida. Si estás transmitiendo una historia que tiene algunos componentes personales, sirve de mucho ser auténtico y mostrarse incluso vulnerable. Compartir tus experiencias, pensamientos y sentimientos con honestidad le dará un enorme valor a tu narración y la hará mucho más atractiva para la audiencia.
P) Elementos visuales y auditivos: las nuevas tecnologías pueden ayudarnos a nutrir el contenido de nuestras piezas de periodismo jurídico. No debemos ser presos de un formato único e impermeable a lo que puedan aportar los avances tecnológicos. En este aspecto, quizá sirve el considerar la incorporación de elementos visuales, de audio o multimedia cuando sea apropiado. Estos pueden mejorar nuestra narración e involucrar múltiples sentidos de la audiencia.
Q) Practica la empatía: cuando se hace periodismo jurídico debemos ser capaces de comprender la perspectiva de nuestras audiencias y también tener en cuenta los diversos puntos de vista de los personajes de la historia que estamos contando. Esto ayuda a transmitir emociones y motivaciones de forma más eficaz.
R) Hay que saber cuándo detenerse: vivimos en un mundo que va a gran velocidad. Las personas están casi totalmente ocupadas a lo largo de sus días y noches, atendiendo los muchos reclamos que llegan de todas partes exigiendo nuestro tiempo y nuestra atención. Para construir narraciones efectivas y atractivas debemos evitar explicaciones demasiado largas o tener un estilo narrativo que nos obligue a prolongar de manera excesiva la historia que estamos contando. Es indispensable saber cuándo una historia ha llegado a la conclusión natural y lograr dejar en nuestra audiencia una impresión duradera y favorable.
En todo caso conviene tener presente que contar historias es una habilidad que mejora con la práctica y la retroalimentación de nuestros colegas (y también, desde luego, de nuestro público). Ya sea que compartamos experiencias personales, hagamos un reporte de noticias o simplemente transmitamos información, una narración eficaz puede hacer que nuestro mensaje sea más convincente y memorable.
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