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Miguel Carbonell / Director del Centro de Estudios Jurídicos Carbonell
Como se ha dicho muchas veces, en el ejercicio profesional de la abogacía estamos enfrentando una enorme competencia, derivada del aumento desde hace décadas de la matrícula de alumnos que estudian la carrera de derecho, así como de cambios sociales y económicos que han incrementado las exigencias hacia los abogados[1].
En este contexto de gran complejidad tenemos que esforzarnos para salir adelante y alcanzar el éxito profesional. Para lograrlo, hay ciertas cualidades que debemos desarrollar y que nos convertirán en profesionales indispensables para la atención y defensa de los asuntos de nuestros clientes[2].
Entre tales cualidades están las siguientes, que deben tener todos los abogados que aspiran a una carrera exitosa:
1. Preocuparse por los demás y ser considerado con los problemas ajenos.
2. Ser confiable para sus clientes y para sus colegas.
3. Ser optimista y no dejarse derrotar por los obstáculos que cotidianamente se deben enfrentar en el ejercicio profesional.
4. Manejarse bien en contextos de incertidumbre, ya que no es sencillo encontrar respuestas certeras, predecibles y seguras en materia jurídica.
5. Enfocarse en dar resultados, que es lo que los clientes esperan de su abogado.
6. Tener iniciativa propia y no suponer que los problemas se van a resolver solos.
7. Estar dispuesto a innovar, sin dejarse arrastrar por la inercia de hacer las cosas como siempre se han hecho.
8. Estar dispuesto a enfrentar desafíos; los casos más interesantes que podemos atender serán muy complicados y supondrán grandes dificultades. Los mejores abogados son los que salen airosos cuando los problemas son enormes.
9. Saber construir redes de apoyo y contacto, para trabajar con equipos que puedan ofrecer los mejores resultados.
10. Desarrollar pensamiento estratégico para evaluar permanentemente lo que más le convenga a los clientes y ajustar en forma coherente los pasos a seguir.
11. Actuar con honestidad e integridad hacia el cliente y en el trato hacia las autoridades. La ética profesional debe ser una fortaleza para los abogados exitosos.
12. Tener afinadas las capacidades comunicativas, tanto de forma verbal como por escrito, para transmitir con claridad y firmeza las ideas. Este aspecto es indispensable para poder construir una argumentación jurídica efectiva.
El éxito profesional se logra cuando te enfocas en fortalecer tus competencias para dar un servicio de excelencia, cuando lo que haces te apasiona y cuando tu trabajo empata con las necesidades de tus clientes o de la organización para la que trabajas. Esa combinación no es fácil de lograr, pero estoy seguro que si tomas en cuenta los 12 puntos que acabo de enunciar te será más fácil.
La excelencia profesional es algo que se puede lograr aproximativamente, a través de mejoramientos graduales. Nadie nace siendo excelente. Quienes lo logran es porque se hicieron un esfuerzo prolongado, identificando sus fortalezas y desarrollándolas para ser los mejores en lo que hacen.
Las cualidades de los abogados excelentes están al alcance de cualquiera que esté dispuesto a hacer el sacrificio requerido y dar lo mejor de sí, construyendo conocimientos sólidos desde el punto de vista de la técnica jurídica y actualizados respecto a los problemas reales que en la práctica tenemos que resolver.
En mi experiencia, los clientes cada vez tienen más información sobre sus problemas y se vuelven más exigentes en cuanto a los resultados que esperan del trabajo de sus abogados. Eso genera mucha presión, a la que no es sencillo hacer frente. Solamente si estamos bien preparados y tenemos la actitud adecuada podremos salir adelante.
Ejercer con excelencia la abogacía no se resume en ganar uno, dos o diez casos (por importantes que sean), ni en ejercer un empleo como muchos otros que hay en el mercado de servicios profesionales.
La abogacía de excelencia consiste en saber desarrollar una carrera. Eso no se puede construir de un día para otro: requiere paciencia, talento, trabajo constante y compromiso. Pero es algo que hace la diferencia entre quienes al final podrán decir que lo lograron y aquellos que se limitarán a dar resultados mediocres para sus clientes.
No debemos olvidar que los problemas jurídicos están siempre en evolución, de manera que lo que aprendimos en la carrera puede quedar obsoleto en poco tiempo. Hay que estar dispuestos a buscar una permanente actualización. Esto implica que tú mayor valor profesional depende no de lo que sabes hoy, sino de tu capacidad de seguir aprendiendo cada día.
Como lo escribió David H. Maister, “El éxito profesional requiere más que talento. Entre otras cosas, requiere empuje, iniciativa, compromiso, dedicación, y (por encima de todo) entusiasmo”[3]. Ningún abogado debe olvidarlo.
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[1] Ver la explicación sobre este punto en Carbonell, Miguel, Marketing para abogados, México, Tirant, 2020.
[2] Sobre la idea de volverse un profesional indispensable, ver Zenger, John H., Folkman, Joseph R. Y Edinger, Scott K., “Making yourself indispensable”, Harvard Business Review on point, verano de 2016, pp. 28 y siguientes.
[3] Maister, David H., El asesor profesional. El valor de cuidar de sus empleados, sus clientes y su propia carrera, Valencia, CISSPRAXIS, 2002, p. 35.
Los 12 mandamientos de los litigantes. Tal cual